Sobre mi:

Mi nombre es Sandra Ballester Chivite, nací en Tarragona, en el seno de una familia numerosa, siendo la última hija que se quedó a este lado del mundo, la cuarta de los cuatro que compartimos aventuras en este plano, la séptima de los ocho que fuimos concebidos.

Después de mis estudios en Animación sociocultural, empecé a trabajar en el ayuntamiento de mi localidad, Torredembarra, y más tarde lo hice en el del municipio vecino, Altafulla, donde continúo en la actualidad. Así que, a lo largo de 18 años, he trabajado como dinamizadora y técnica de juventud, organizando y dando vida a los proyectos y programas de la concejalía, pero, sobre todo, acompañando en el camino desde la adolescencia hasta la etapa adulta de aquellas personas con las que he compartido momentos mágicos y que siempre están en un rinconcito especial de mi corazón.

He participado, junto a mis compañeros de la formación en análisis y gestión de conflictos, en el capítulo de la Cop ‘Trans Formando’ del libro Trans-formando la intervención, fruto del trabajo de dos grandes educadores del departamento de justicia juvenil, pero, ante todo, dos grandes personas: Ana Nogueras y Robert Gimeno.

Me he seguido formando en el ámbito juvenil y de la Educación Social durante estos años y, como siempre, he sido una persona creativa, enlazada al mundo artístico en general, en mi pasión por crear un mundo socialmente mejor. Así, siempre he intentado que el arte fuese clave en el entorno que me rodeaba.

En la primavera de 2013, vino a este lado del mundo mi hijo mayor, un pequeño maestro que trajo un brillo especial a mi vida. Con él viví todas las primeras veces de la maternidad y disfruté de todo lo que me trajo: con él crecí y pude ser yo en esta nueva etapa que me llevaría hacia experiencias únicas, cargadas de la esencia del más puro amor.

En 2015, nos unimos al proyecto de educación viva junto a otras familias y pude realizar una de las formaciones para padres, madres y profesionales de la educación que impartía David Sánchez Ruiz, que me mostró la importancia de la mirada hacia el niño y me sumergí en una andadura maravillosa.

En la primavera de 2018, mi mundo dio un vuelco después de la muerte de mi hijo pequeño. Ocurrió antes de que pudiese ver este lado del mundo y pudiésemos compartir la belleza de sus colores, así que seguí un sendero nuevo, agarrando un impulso inimaginable, de donde renací como Mamá Cósmica. En ese camino del duelo conocí a mujeres capaces de enfrentarse a los miedos, y superarse, día a día. Retomé la escritura como manera terapéutica de paliar el dolor por la pérdida, y pude volver a gestar, en forma de cuento, el legado que mi pequeño me dejó.

Me formé con Mónica Álvarez Álvarez para que la idea de escribir un libro fuese una realidad, y así, hoy, puedes estar leyendo lo que tienes entre tus manos.

Te invito a buscar un lugar tranquilo, donde adentrarte en nuestra historia y poder sumergirte en cada susurro que te regalo desde el alma.

Un abrazo cósmico,

Sandra Ballester Chivite

@mamacosmica8

@eltallercosmico

Medios en los que me han entrevistado